La autoestima es todo el global de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos que tenemos sobre nosotros mismos. Es lo que cada uno piensa y siento sobre si mismo.Es el sentido real de nuestra imágen y la aceptación que nos tenemos. La autoestima no es innata, es una relación que vamos generando con nuestro “yo” durante muchos años y que se conforma por la manera en la que nos hemos ido comportanda ante las diferentes situaciones que la vida nos ha colocado.
Cuando nos mostramos demasiado exigentes con nosotros mismos y no valoramos los logros alcanzados, seguramente al final desarrollaremos una baja autoestima. La percepción equivocada de nuestras capacidades y potencialidades genera y ocasiona una brutal sensación de infelicidad.
¿Crees que puedes tener problemas de autoestima? ¿Te han dicho alguna vez que eres una persona con baja autoestima? Hazte estas preguntas :
Si tus respuestas son mayoritariamente afirmativas, seguramente te enfrentas a un caso de baja autoestima.
La personas con baja autoestima sienten rechazo hacia si mismas porque algo en ellas no les agrada y piensan que cuando por fin lo cambien podrán sentirse a gusto consigo mismos: “si pierdo 4 kilos me sentiré mejor”, “termine mis estudios dejarán de verme inferior”, “trabajando más horas valorarán mi trabajo”.
Pero desgraciadamente, estos sentimientos nos indican que la baja autoestima ya ha llegado.
La autoestima condicionada al éxito y a la aceptación por parte de los demás no es autoestima. Es lógico querer prosperar y mejorar, pero si lo convertimos en requisito indispensable para sentirnos bien, lo único que estamos haciendo es perjudicarnos.
Y el gran problema aparece cuando en lugar de aceptarnos, pasamos a exigirnos más y nuestro objetivo se convierte en ser como creemos que los demás quieren que seamos, en personajes de nuestra propia novela intentando no defraudar sus expectativas. Y entonces nos empeñamos en alcanzar un imposible, un ideal de persona al que no vamos a llegar y que nos conduce a la frustración y además incrementa nuestro auto-rechazo y los sentimiento de baja autoestima.
Tener autoestima supone aceptarte y quererte por el simple hecho de ser como eres. No significa ser mejor que nadie pero tampoco peor que ninguno, es aceptarte con tus defectos y virtudes, así de sencillo y de complicado. Al aceptarnos y queremos como somos, podemos crecer como personas y evolucionar en todos los aspectos de nuestra vida.
La autoestima no es innata se desarrolla a lo largo de la vida. Como todo en psicología, la infancia y la adolescencia son periodos básicos, y durante estos periodos se va formando la imagen que tenemos de nosotros mismos.
En la niñez se genera la conciencia de nuestra propia existencia, descubrimos el género y tomamos conciencia de que somos seres diferentes al resto. Y es en ese momento cuando comienza a formarse el autoconcepto, el que tenemos de nosotros mismos y que depende, y mucho, de las personas de nuestro entorno. Básicamente consiste en la imagen que tenemos de nosotros mismos a través del punto de vista de los demás. No solo nos valoramos nuestros resultados, asu vez dependemos de la aceptación o el rechazo de aquellas personas importantes para nosotros. Sin este reconocimiento de nuestros éxitos nos resultará difícil aceptarnos a nosotros mismos.
La infancia es fundamental en este sentido la relación con nuestros padres, tutores, profesorado… y su valoración resulta vital y moldeará la forma en que nos relacionaremos con nuestro “yo”. Es decir, si no reconocen nuestras progresos, pensaremos que no avanzamos, y si siempre nos exigen el máximo, al perseguirlo constantemente sentiremos que nunca es suficiente.
Cuando se crece bajo el menosprecio, la humillación o la presión, se crea una imagen negativa de uno mismo y aparecen los problemas de autoestima.
En el periodo de la adolescencia, la falta de valoración o una valoración constantemente vinculada al logro va a generar desconfianza en uno mismo y dificuldaes importantes a la hora de superar esta etapa y alcanzar la madurez psicológica precisa para vivir de forma acorde y sana
Son muchas las causas que pueden originar los problemas de autoestima:
La persona con baja autoestima necesita una aceptación constante y un reconociomiento habitual, lo que le genera multitud de problemas sociales. La fijación obsesiva por la opinión del resto le hace malinterpretar las situaciones y reacciona de manera exagerada ante lo que en su opinión son críticas. Las relaciones personales son complicadas.
Pero también es habitual que las personas con problemas de autoestima oculten sus sentimientos por miedo a la crítica y al abandono. Esta actitud reservada hace que los demás se aprovechen.
La baja autoestima degenera en falta de confianza y se refleja en todos los ámbitos de actuación de la persona. Esta inseguridad crea una gran frustración que proyecta sobre su entorno cercano. Es casos complicados, estas personas pueden mostrarse agresivas. Tampoco emprenderá nuevos proyectos porque no cree disponer de los conocimientos. Esta actitud le impedirá desarrollarse personal y profesionalmente.
No ser es capaz de expresar voluntades o plantearse nuevos objetivos genera un flujo de pensamientos negativos que ahondan en la mala imagen propia. Sentencias del tipo “no sirvo para nada”, “todo lo hago mal”, “no puedo hacerlo” “no me quieren” aparecen generando infelicidad.
Como ya hemos dicho, la baja autoestima no es algo innato, es un problema con solución, y es posible aprender a recuperar la autoestima con unas pautas concretas que hay que adecuar a cada persona.
La terapia Élice Psicología para recuperar la autoestima está orientada a dotar al paciente de recursos y herramientas que le hagan afrontar con seguridad el día a día de forma pueda ir siendo consciente de sus logros y avances tanto en el ámbito profesional como en el personal e ir abandonando la presión que supone la necesidad de aceptación por parte de los demás y las expectativas exageradas.
¿A qué esperas para recuperar tu autoestima?
¿Hablamos?